El Sobreviviente
13 de octubre
de 1972
Los Andes
En la tragedia del 13 de octubre de 1972, cuando tenía 19 años, y cursaba segundo año de Medicina en Uruguay, Roberto salió prácticamente ileso. Ello le permitió desde un primer momento desplegar una actividad frenética para escapar de la trampa. Primero como “médico”, atendiendo a los heridos. Luego como organizador, creando las hamacas para los heridos o colaborando con la idea de usar los cuerpos de los muertos para alimentarse y ganar tiempo. Por último en la tarea más dura, asumiéndose como expedicionario, después que uno de sus compañeros, Arturo Nogueira, que terminó muriendo en la avalancha, le dijo: “qué suerte tenés tú, Roberto, de que podés caminar por los demás”. Y eso hizo, en los Andes y durante toda su vida.
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El médico
Medicina y
Cardiología
Cardiología pediátrica
Si bien nunca dudó en estudiar Medicina y Cardiología, la carrera y especialidad de su padre, esto se potenció en los Andes, que lo llevó por el camino de la cardiología pediátrica, en particular en la atención de niños con cardiopatías congénitas graves. “Antes que tratar adultos o personas mayores, con otras patologías, prefiero lo más desafiante, los más indefensos, los niños que ‘vinieron mal armados de fábrica’, los que hasta hace poco tiempo no tenían oportunidades”, expresa Roberto.
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“Todo lo que aprendí de mi padre no
me lo dijo sino que lo vi haciéndolo.”
El Padre
Sus hijos Hilario,
Tino y Lala
Su mujer Lauri
No se comprende cabalmente quién es Roberto si no se comprende el vínculo con la familia, la relación con su mujer y sus hijos. El principio de todo se forjó en su propia familia: en los Andes él sabía que su padre lo estaba buscando, como efectivamente lo hacía, porque “si él se hubiera perdido, yo lo hubiera buscado hasta debajo de la última piedra”, como él señala.
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El Inspirador
70 días en
los Andes
19 años
La vida de Roberto se catapulta con la experiencia en los Andes, que a su vez definió su vida posterior, con 40 años dedicándose a una de las áreas más delicadas de la medicina, como es la cardiología pediátrica de recién nacidos y fetos con cardiopatías congénitas. Roberto ha logrado encontrar y explicar las conexiones, muchas veces intangibles, entre una adversidad extrema, como fueron los 70 días en los Andes, cuando tenía 19 años de edad, y a lo que se dedicó en su vida posterior, intentando salvar vidas de más de 100 mil niños, sus pacientes a lo largo de su vida.
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